Otra Quisqueña.

Y hablando de El Quisco alto, lugar mítico a estás alturas, donde se comprobó que no hay incomodidad que valga cuando se trata de la amistad y el carrete, pasaré a recordar la siguiente imagen:
Después de un gran jolgorio en la playa, con fogata, guitarra y garrafas, tuvimos que recogernos a nuestro territorio, donde ni siquiera la ley marcial llegaba.
La subida no era cosa menor y el piño tampoco.
Ya no se cuantos seríamos, pero éramos más de 20 los contertulios y contertulias. Estoy seguro que era el año 1978, ya que ese mismo año me fui a la UTE de Antofagasta.
La cosa es que íbamos muy campantes y caramboleados cuesta arriba, cuando a alguien se le ocurrió que cantáramos y nos pusimos a entonar un canon tradicional, ese que dice

“aquel manzano ya no floreció
y fue talvez por su vejes
por eso mi alma se entristeció
al ver que se marchito....”

Íbamos súper inspirados, Charly llevaba las voz cantante, con la afinación que lo caracteriza. Dentro de lo curado y volado, me parecía que sonaba alucinante.
En determinado momento, me llamá la atención que uno de los de la procesión, se adelantaba corriendo, cada cierto tiempo. Pude identificar al personaje como Miguel Moreno (esto da para cachar la media manga que éramos, si creo que hasta Juani estaba apersonado).
Haciendo un estudio del extraño comportamiento del susodicho, pude cachar la causa de sus repelones. Miguel corría un buen trecho, adelantándose a la romería, entonces se sentaba a la vera del camino a dormir y cuando era alcanzado, despertaba y volvía a correr, no digo yo???!!!.