martes, julio 18, 2006

a lo mejor

se estan bajando las de pipeño en la esquina del 42,
porque en la tocata de Guayasamin no estaban...

viernes, julio 14, 2006

en una de esas

estan buscando entradas pa' ver: "UN GRAMO; LA BANDA MÍSTICA DE AMIN" que toca este sábado, a todo chancho, en el Nai'tun. Hay que puro ir, el concierto promete roper todas las barreras del sonido, incluye roper guitarrras, baterías bajo, rituales de magia, experiencias psico, transformismo y otras..... !! "tonces, ahí lo' veímoh..."

jueves, julio 13, 2006

quizassss

quizás estan empujando el auto de chico pato...!!!

Gonzálezzzzz...!!!

Tengo la corazonada que la pájara tiene que ver con ésto...
Nuestros amiguitos deben estar muy ocupados tratando de ganarle a la vida. Olvidando que la vida es nuestra principal aliada, en ella estamos y de ella somos.

Más abrazos.

Marcos.

rodriguezzz.....!!!

¿Y a donde se fueron todos...???

martes, julio 11, 2006

Y la guerra continúa...

Grande el nuevo episodio de la saga de la Guerra del Pacifico!!!. Siempre tirando arriba de la mesa temas numinosos.
Como toda buena guerra, que se precie de tal, es un ámbito en el cual la muerte se muestra de frente y podemos mirarla a la cara. En la vida cotidiana nosotros, pobrecitos mortales, nos comportamos como si la inmortalidad fuera un derecho inalienable y vamos escapando de la pelada, dejándola a nuestra espalda. Aún así, ésta nos toca el hombro permanentemente, pero nos hacemos los lesos.
Efectivamente, como bien explicita nuestro avatar Stambo, el de las manos generosas y la sonrisa perenne, el tener a la flaca siempre presente le da calidad a la vida, la sazona, le pone color, la peralta.
Así que: Bienvenidos al jardín de los presentes. Siempre en guardia, con los ojos bien abiertos y el corazón rampante, que la guerra del pacífico tiene para rato.

Un abrazo.

Marcos.

lunes, julio 10, 2006

La saga continúa; "L. G. del P." // Tomo I, cap. XVIXIV

Bienvenidos al Jardín de los Presentes

Ayer nos llego una mail precaviendo a los usuarios del cine, por que supuestamente una persona conocida del remitente, al sentarse en la butaca de un cine, se pincho con algo; miró qué era y había un cartelito que decía: “Bienvenido al mundo real, ya eres portador del VIH Sida”, que efectivamente lo infectó.

Independientemente que esto sea o no así, ya que no es el punto, quisiéramos desentrañar el enigma del cartelito: ¿porqué dice “Bienvenido al mundo Real”? ¿qué quiere decir con esto?. Acaso nosotros, los habitante normales ¿no habitamos el mundo real? Y si no habitamos el mundo real ¿qué mundo habitamos? Esas son las cosas que vale la pena preguntarse. A lo mejor esta persona se refiere a que no tenemos idea las penurias que ellos pasan con la discriminación, con la culpa, con el desprecio o el temor de los demás, porque parece que la Naturaleza o la vida los hubiese juzgado, y condenado a una muerte lenta y vergonzosa; como si Dios mismo les pasara la cuenta. Todo esto es posible. Desde el punto de vista de ellos y de lo que sufren; y parece que estas personas sintieran que nosotros no podemos ponernos en sus zapatos y más bien viviéramos un sueño plácido en donde las preocupaciones por las cosas reales no existen.
Sin duda algo de todo eso hay.
Pero nos parece que hay un hecho no suficientemente denotado y es lo siguiente: tanto ellos como nosotros sabemos positivamente que nos vamos a morir, e incluso hasta puede que ellos mueran después que cualquiera de nosotros, no lo sabemos. También ellos esperan una muerte penosa, con enfermedades derivadas de la inmunodeficiencia (bien sabidas): pero en nosotros no es muy distinto, pues sabemos que en la ancianidad tendremos dificultades ya que nuestro cuerpo estará decrépito y con los achaques propios de la decadencia natural. Quizás nosotros tengamos remordimientos por todo nuestros errores y omisiones, porque no aprovechamos la vida y no cachamos de que se trataba, tal como ellos sienten la culpa y vergüenza, y entonces ¿cuál es la diferencia? Nosotros estamos bajo las mismas condiciones que ellos, la muerte nos atrapará tan seguro como a ellos, y su calvarios previo no tiene porque ser peor que el que nos espera a nosotros Y entonces cuál es la diferencia?, ¿Por qué ellos viven en la realidad y nosotros no?

Aquí debemos indagar en un hecho psicológico que hace la diferencia y que nos sitúa a nosotros en el ámbito de la irrealidad en tanto a ellos los lleva abruptamente a esta. Y que tiene que ver con que, nosotros no nos damos cuenta o no le tomamos el peso al hecho de que también vamos a morir. Nos parece que la diferencia pasa por ahí, y es que ellos han tomado aguda conciencia de que morirán, de que sus días en la tierra están contados, que no hay minuto que perder y que cada minuto no es un minuto más sino un minuto menos, ya que la muerte esta a la vista. Esa es la realidad que nosotros no queremos ver porque vivimos en duermevela, como si no nos fuéramos a morir nunca, como si pudiéramos perder el tiempo porque tenemos mucho y nos damos el lujo de perder oportunidades, de malgastar nuestra energía, de vivir una vida trivial, perdiéndonos en regaños y discusiones de poca monta y dilapidando nuestro días, que son realmente pocos. Ciertamente vivimos fuera de la realidad, en un crónico pajareo, soñando la vida, imaginando cosas que no existen y perdiendo la oportunidad de mirar y conocer la realidad.
Porque lo cierto es que la única verdad es la realidad , todo lo demás es imaginación, ensoñación, existencia fastasmagórica.
Solo lo real es verdadero.

Lo que saca a las cosas de la trivialidad es la muerte, si no tuviéramos que morir todo sería trivial, nada tendría mucha importancia, podríamos vivir sin preocupaciones, pues nada sería muy serio. Es gracias a la muerte que las cosas son únicas, que los momentos son preciosos y que la vida que tenemos es irrepetible; que si no tomamos las oportunidades ahora, se irán y probablemente no vuelvan.
Sería una tragedia enfrentar el momento de la muerte y darnos cuenta en ese momento que la vida tenía un sentido, ...y que no cachamos.

Por eso, debemos caminar con la muerte siempre presente, como una compañera que nos aconseja, saber que ella nos tocara en algún minuto, saber que nuestras horas están contadas y que un minuto más es un minuto menos, debemos hacer que cada día no sea un día vulgar, sino un día único, que nunca más se repetirá. Solo así, con la muerte como una compañera inseparable viviremos una vida que vale la pena vivir, encendidos habitantes aquí-ahora.

Y entonces vamos a descubrir que ese cartel podría decir:

“Bienvenidos al Jardín de los Presentes”.