lunes, marzo 31, 2008

la gran balseada

Quisiera sazonar esta sabrosa anécdota ocurrida en uno de los primeros encuentros místicos-esotéricos-metaficeros de Santiago y en la que tata (no se trata de la empresa India, por cierto) fuera protagonista, dada la coyuntura que se dio al ser convocado para representar la voz del yoga, y este aprovechando como pocos su minuto de fama, se arranca con los tarros dando un golpe a la cátedra cuyos mantricos sonidos aun resuenan en el aire… dar, daré, dar daré; para que de ahí en más, elevemos juntos este críptico sonido a las escatológicas alturas. Lo cierto es que se preveía que una situación tal podría ocurrir dado el egotónico perfil del protagonista; lo que era imposible de imaginar es que allí se encontraría Rodríguez y juntos seriamos testigos de la balseada más escandalosa de que se tenga memoria: y justamente es la escena que Rodríguez describe; íbamos en el toco después de haber dejado boquiabierta al inenarrable público y tata después de salidos del estacionamiento y sin mediar provocación alguna -con la ovación aún resonando en sus oídos- espeta “¿Y… cómo los deje cuando cerré los ojos?”, “los dejé locos”, “me mande la parte, ¿o no?” y Rodriguez me mira sin caber en si. Y tata sigue durante largo rato gozando del golpe dado sin disimulo ni pudor alguno. Lo divertido fue que demudado Rodríguez, no dijo absolutamente nada durante todo el trayecto, se adivinaba estólido y sobrecogido; y cuando llegamos a destino solo dijo “ya, chao sata, de ahí nos vemos…” y acto seguido se las enveló raudo e incontenible a casa del mismísimo Amin a desahogarse; y relatarle que había asistido a la balseada mas descomunal de su vida y nada menos que de parte del grande tata... Quede esta anécdota para los anales y el regocijo de los comensales que asisten a esta cuchipanda.

No hay comentarios.: