viernes, febrero 22, 2008

ahi vaaaa...!!

Mi ilustre Rodríguez Marcos el Lara, nuestro empecinado corregidor y defensor de las causas casi-perdidas, rebelde consumado, y guerrillero de chaqueta y corbata; defensor del pueblo y Califa; que si hubiera que votar por un Papa, de seguro que voto por usted. Difícil tarea me pone, sobre todo para estas encanecidas neuronas, que de tanto estrujarlas están un tanto famélicas; pero si usted me apura un poco y acicatea mi ánimo, de seguro les logro sacar un poco más de jugo.
Yo creo que esa anécdota a la se refiere ocurrió a continuación de la que usted relata con tanta maestría, sobre el llamado a la gran deschantada de micro que nos pegó Flaco Lank al borde del quicio y con visos de imprecación (recuerdo que era aquella una frase favoritas a la hora de lavar la imagen: “no, si estoy chantado” y nuestro Emir Guayasamin la usaba con especial complacencia).
El hecho es que con dos de Güiski en ristre, el hato que se juntó en aquella oportunidad - de los cuales puedo recordar (no sin dificultad) a Amenofis-Mena y su abrigo-negro-largo, y seguro que estaba también nuestro Her Fritz que no se perdía niuna; enfilamos nuestras sobresaturadas almas a las ramadas de Lo Plaza, en aquella época lo más posibilitario a nuestro alcance; y aunque nunca la ramadas fueron mucha onda que digamos (excepto cuando tocaba Quemadura Profunda, por cierto), con un par de Güiski en la sangre y seguro uno que otro cañonazo humeante en la cabeza, teníamos la diversión asegurada por unas cuantas horas.
Para ser sincero con nuestros agazapados lectores, recuerdos claros de esa algazara no tengo mucho, solo recuerdo que todo paso como en un sueño, es decir con la capacidad de autocritica suspendida al límite y tengo una suma de fragorosas escenas que se unen no se de que inconexa manera; de hecho no recordaba que no nos pudimos mantener unidos y que finalmente terminamos cada uno por su lado… pero para la anécdota en cuestión no es un dato relevante. La cosa es que a las tantas sería que (y después de haber recorrido todo el barroso recinto pues creo incluso que había llovido el día anterior), lo mismo que un caballo que queda sin jinete, y regresa a su morada por instinto, decidimos volver a nuestras guaridas para descansar nuestros abusados huesos y tranquilizar nuestra vapuleada humanidad, y emprendemos la vuelta con no tengo idea de quienes éramos lo que quedamos juntos, pero por el calor impreso en el recuerdo, aterido a un costad
o mío, seguro era uno o dos de los 4 o 5 que salimos. Volvíamos dando tumbos y vociferando todo aquello que se nos cruzaba por la entelerida mente, junto con el humo, el ruido, la gente, las luces; y veníamos por Grecia y supongo que para mantener en contacto con mi sistema neuro-motor me voy arrojando sobre esos arbustos que se usaban para deslindar jardines y que solían estar alineados al lado de la vereda (digo solían porque ahora las cosas han cambiado en Santiago y solo hay rejas y muros) El hecho es que en una de esas me pilla un vacío que no alcanzo a escamotear y me voy con todo pasando al otro lado y cayendo largamente sobre el jardín que le seguía, y para mi sorpresa ¡me encuentro con el mismísimo Guillermo Champin…!! que había caído en el mismo hoyo hacia unos cuantos minutos antes, y por cierto que de él no tenia noticia ninguna hacia un par de semanas ya…, así es que aprovechamos de darnos el tremendo abrazo dieciochero, con la mayor estupefacción y sin terminar de comprender como es que nos encontramos allí. Y claro con el asombro se me paso un poco tranca y seguimos brindando con una botella que salió no se de donde…

Esa fue la buena historia, y gracias a Rodríguez es que la estoy recuperando; mire que llegue a transpirar para sacarla del baúl.

No hay comentarios.: