miércoles, febrero 06, 2008

comentario y anécdota

¡Muy buenos esos videos Rodríguez!; gran hallazgo; recuerdo cuando supimos de los Agua por allá por el 82 y fuimos al Galpón de los Leones a verlos (incluso al día siguiente me repetí el plato); y que unían los ritmos Folck-Andinos con las bases percutibas de la música Brasileña creando una fusión extraordinaria que daba aire (o agua en este caso) a la escena musical de entonces, a cargo solo de grupos apolíticos como Congreso y Jaivas, y posteriormente Huara (en donde militó nuestro imponderable Witowy); en fin una buenísima experiencia musical de la que no quedan registros. Quizás si en la musicoteca de la U. de Chile pueda quedar algo. Malo fue que se separaron y no se volvió a saber de ellos, me parece que fue después de presentarse en el Festival de Viña en donde ni los pescaron. He querido contactarlos para invitarlos a tocar en el Festival del Agua, pero no he tenido suerte (voh´pu mario marcelo). * Notese que en un video estan tocando con Milton Nacimiento.
Y a propósito de Rodríguez recuerdo una anécdota perdida en el cerebro antiguo; cuando Rodríguez se fue a estudiar a Antofa para graduarse en el colegio de ingenieros nos empezamos a cartear tupidito, ejercicio muy necesario a fin de mantener la cordura y los cabales del aludido, empeñado en esas lontananzas en someterse a las más sórdidas experiencias psicotrópicas en busca del gran pendulazo. Como ese día que (según el mismo relata con estertor) bebieron unas infusiones de la tan temida Floripondio (un poderoso psicopático que allá se da como árbol silvestre) y Rodríguez termino yéndose a la U. en pijama a las tres de la mañana, convencido que la estaba haciendo de lujo.
La anécdota es que en una de esas y en medio de nuestros desvaríos epistolares le mando la misiva correspondiente a nombre de “Viejo Zorro Peludo” a la dirección tanto y tanto; y espero. Y esta nunca llego a destino, ya que el cartero (muy profesional) la llevo a la dirección señalada y resulta que la vieja de la pensión, enfadada por sentir herido quizás que tipo de reputación atesorada por ella, contestó dándose ínfulas que: allí no vivía ningún zorro peludo..!! y que esa era una pensión decente; y no quiso recibir la carta…demudando al sr. cartero que no supo que hacer con ella. Digo yo ¡pero que falta de sentido del humor!, en fin. Esa fue la triste suerte de aquella que incluso pudo haber salvado la vida de mi Viejo Zorro Peludo.

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